Setas y rutas micológicas
La provincia de Zamora, al igual que Soria, ofrece un paraíso para los amantes de la micología. Con una variedad de paisajes naturales que incluyen bosques de encinas, ríos serpenteantes y prados exuberantes, el Valle de Vidriales y Benavente, así como la zona de Sanabria, ofrecen un escenario perfecto para la búsqueda de hongos silvestres.
Desde la Ruta del Bosque de Encinas hasta la Ruta de las Lagunas de Villafáfila, hay numerosas opciones para aventurarse y descubrir una variedad de especies micológicas. En este espacio, te proporcionamos las mejores opciones para sumergirte en la expedición micológica desde nuestro Hotel Rural en el Valle de Vidriales.
Antes de adentrar a esta aventura, recuerda: es importante recolectar de manera responsable, respetando la legislación y regulaciones locales y dejando ejemplares suficientes para el ecosistema.
Asómate al Valle de Vidriales. Déjate sorprender por nuestra cultura micológica
Choperas de Calzada de Tera
Partiendo de la zona sur de Calzada de Tera, junto al río, seguimos aguas abajo del Tera por su margen izquierda entre choperas plantadas. La ruta es llana y fácil de realizar.
Desde el punto de vista micológico lo más interesante son especies de aparición primaveral como las colmenillas o las helvelas. Con clima más húmedo, aparecen gran cantidad de especies no comestibles como plúteos, satirelas, cortinarios… y pequeños hongos típicos que aparecen en la madera en descomposición.
Fresnada del Arroyo de la Vega
Ruta cómoda de caminar y casi totalmente llana, que trascurre por una gran pradera salpicada por grandes fresnos y otras especies como encinas, torviscos o los arbustos en la orilla del arroyo de la Vega. Micológicamente podemos encontrar diversos pedos de lobo, boletos, Leucopaxillus candidus y otras setas de pradera.
El Real de San Pedro
La ruta comienza en un calvero entre los árboles, junto a las ruinas de un corral de adobes, lugar donde estacionar si vamos con nuestro coche. Desde aquí, caminando hacia el norte, nos acercaremos a la terraza fluvial derecha del río, donde unos robles nos resguardan del sol en los días de calor. Más adelante en la erosión que el arroyo ha desarrollado sobre su margen derecha, cogeremos rumbo hacia el bosque de robles y encinas que encontramos en dirección sureste.
Podemos apreciar la presencia de setas típicas de los robles como pies azules o boletos. Bajo las encinas y robles mezcladas buscaremos rúsulas, cucurriles, lacarias y en los claros entre los árboles las numerosas cañas que podrían darnos la satisfacción de estar ligadas a la seta de cardo.